DANA en Valencia 2024: la jornada que partió en dos el otoño
Por el reportero más dicharachero, para el debate de hoy con Rafael Henares
El 29 de octubre de 2024 la Comunitat Valenciana vivió un episodio meteorológico extremo que convirtió barrancos en ríos, polígonos en lagunas y casas en islas sitiadas por el barro. Una DANA estacionaria descargó sobre el interior y sur de la provincia de Valencia con intensidades inéditas: Turís batió récords nacionales con hasta 185 mm en una hora y más de 700 mm en el día, cifras que triplican el umbral de “torrencialidad” y que AEMET ha documentado como históricas. Ese mismo día, la agencia elevó al nivel rojo varios avisos desde las 7:36 y las 9:41, en una secuencia de alertas que anticipaba el desastre.
La crecida fue súbita y cruel. Rambla del Poyo, Magro y barrancos de la Ribera desbordaron, anegando Utiel, Alzira, Carlet, Algemesí, Benifaió, Alginet, Paiporta, Catarroja, Xirivella y decenas de municipios más. El propio Gobierno publicó después el Real Decreto-ley 6/2024 con el anexo oficial de localidades afectadas (Valencia, y también puntos de Castilla-La Mancha y Andalucía), la base jurídica de ayudas y medidas de emergencia. (BOE)
El balance humano hiela la sangre. Al menos 229 personas murieron en la provincia de Valencia y el recuento nacional eleva el total a 237 víctimas con fallecidos también en Albacete, Cuenca y Málaga, según los registros consolidados disponibles. Es la segunda mayor tragedia asociada a un fenómeno natural en la España contemporánea. La cifra, aún hoy bajo escrutinio judicial y estadístico, marca un antes y un después en la memoria colectiva del Levante. (Wikipedia)
Al dolor se sumó el golpe económico: 306.000 personas afectadas, 11.242 viviendas dañadas, 141.000 vehículos siniestrados y pérdidas cercanas a los 18.000 millones de euros, con 64.100 empresas golpeadas y 275.000 trabajadores afectados (33.000 en ERTE). Municipios enteros pidieron auxilio, comercios bajaron la persiana por meses y la alcaldesa de Paiporta exigió más recursos ante 100.000 viviendas con daños de algún tipo en el entorno metropolitano. (ElHuffPost)
La respuesta institucional llegó a contrarreloj y a varias manos. El paquete estatal de urgencia encadenó medidas fiscales, procesales, de crédito y de protección social, con ampliaciones posteriores y planes de reconstrucción y relanzamiento para 2025, además de ayudas autonómicas específicas por provincias. Pero el terreno, tozudo, recordó la fragilidad de nuestras infraestructuras: colegios clausurados, vías férreas cortadas, depuradoras y potabilizadoras dañadas, y miles de familias realojadas o pendientes de soluciones habitacionales. (BOE)
¿Hubo imprudencias?
Las investigaciones en curso exploran varios frentes: desde la gestión de alertas y coordinación de emergencias, hasta el drama específico de personas dependientes vinculadas a servicios de teleasistencia. La instrucción judicial ha pedido documentación a la Generalitat, AEMET y administraciones locales sobre protocolos, órdenes y tiempos de aviso, en un intento de aclarar si decisiones tardías o descoordinadas agravaron el impacto en vidas humanas. Al cierre de esta redacción, la causa se centra en responsabilidades concretas y no ha concluido. Hechos:
- AEMET emitió y elevó avisos rojos en la mañana del 29-O, con actualizaciones durante el día.
- La vía penal examina si hubo fallos de gestión y si un aviso más temprano o mejor ejecutado habría evitado muertes, especialmente en colectivos vulnerables.
Los nombres de la riada
El anexo oficial del Estado lista decenas de municipios valencianos (y algunos de CLM y Andalucía) como beneficiarios de medidas por catástrofe: Alaquàs, Albal, Alzira, Carlet, Catadau, Catarroja, Cullera, Cheste, Chiva, L’Eliana, Quart de Poblet, Xirivella, Utiel, entre otros. Este mapa administrativo, junto a los datos de AEMET y las confederaciones hidrográficas, dibuja la anatomía de una inundación que sólo debería ocurrir cada muchísimas décadas, pero que nos encontró con barrios construidos al borde del riesgo y planes de drenaje insuficientes para intensidades de otro siglo. (Agencia Tributaria)
Lo que nos jugamos ahora
Mientras hoy debatimos con Rafael Henares, Valencia sigue contando heridas y tomando decisiones: reducir vulnerabilidad en zonas inundables; revisar ordenaciones urbanas y cauces; reforzar alerta temprana y teleasistencia; blindar hospitales, colegios y nudos de transporte; y garantizar que la ayuda llegue con rapidez y transparencia. Porque la próxima DANA no preguntará si estamos listos.
Conclusión: El 29-O no fue “mala suerte”. Fue meteorología extrema bien diagnosticada por los modelos, alertada a tiempo por AEMET y convertida en tragedia por la conjunción de intensidad sin precedentes, exposición acumulada y debilidades humanas y estructurales. Entre la emoción y la evidencia, queda una exigencia nítida: memoria, responsabilidades y prevención real. Ahí nos va la vida.
Fuentes clave consultadas:
AEMET: informe técnico de la DANA del 29-O (avisos y registros, con récords en Turís).
BOE/AEAT: decretos de medidas urgentes y listado oficial de municipios afectados. (BOE)
Balance de daños humanos y económicos (medios nacionales). (ElHuffPost)
Investigación judicial sobre gestión y teleasistencia. (El País)
Contexto general de víctimas y cronología del 29-O. (Wikipedia)
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